Hablemos de uno de los atributos de Dios: Su soberanía.
En el capítulo 31 del libro de Job, el autor se defiende ante
Dios y ante los hombres, en términos de pureza, de pecado en general, de
verdad, codicia, fidelidad conyugal, equidad, compasión, materialismo, falsa
religión, amor por los enemigos y extraños, pecados secretos y relaciones
comerciales. Job expone que no ha vivido en pecado, pidiendo a Dios le
respondiera y le explicara la razón de su padecimiento, entonces nuestro Señor
contesta: ¿Dónde estabas tú cuando yo fundaba la tierra? Una respuesta que Dios
no da explicaciones de su voluntad, de su soberanía.
El pueblo de Israel cuando emplea el nombre Adonai (Señor, Amo) se refiere al único Dios verdadero, Adonaí indica que posee SOBERANIA suprema y autoridad final sobre todas las cosas externas a sí mismo. En las Escrituras no hay contenido sobre de que Dios debe de explicar sus razones de su voluntad, más bien, las Escrituras aseveran que Él tiene derecho a que se confíe en Él. En Génesis 3, nuestro Señor no explica el origen del mal en Satanás, ni cómo es que Adán y Eva pudieron pecar en un lugar perfecto. Adán culpa a Dios de su pecado, pero Él no se defendió y en su lugar condenó al hombre. En Job 38, Dios tampoco explica por qué Job tuvo de sufrir, Job quiso cuestionar a Dios, pero sucedió a la inversa. En Romanos 9:15-20 Pablo escribe el derecho que tiene Dios, como soberano de hacer lo que le plazca.
"Pues a Moisés
dice: Tendré misericordia del que yo tenga misericordia, y me compadeceré del
que yo me compadezca. Así que no depende del que quiere, ni del que corre, sino
de Dios que tiene misericordia. Porque la Escritura dice a Faraón: Para esto
mismo te he levantado, para mostrar en ti mi poder, y para que mi nombre sea
anunciado por toda la tierra. De manera que de quien quiere, tiene
misericordia, y al que quiere endurecer, endurece. Pero me dirás: ¿Por qué,
pues, inculpa? porque ¿quién ha resistido a su voluntad? Mas antes, oh hombre,
¿quién eres tú, para que alterques con Dios? ¿Dirá el vaso de barro al que lo
formó: ¿Por qué me has hecho así?”
“La soberanía de Dios
debe reafirmarse siempre. La palabra de Dios es absolutamente confiable y las
Escrituras son claras: Dios es santo, no injusto”.
Trabajos citados
Macarthur, J., &
Mayhue, R. (2018). Teología Sistemática. Grand Rapids: Portavoz.
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